ISRA ÁLVAREZ
La compañía Tuenti ha salido al paso de las informaciones que se estaban produciendo a tenor del posible cierre de su red social, pero lo ha hecho intentando matizar lo que sería la pérdida de una comunidad de 20 millones de usuarios.
"La compañía sigue y de hecho tenemos mejores resultados de negocio que nunca", dicen desde la compañía, que desde hace unos años está apostando por el negocio de la telefonía móvil.
"Lo que llevamos mucho tiempo explicando es el cambio de modelo de negocio y que estamos mejorando nuestro producto desde hace años, basándonos en el feedback de usuarios y clientes, analizando al detalle las estadísticas de uso, potenciando aquellas funcionalidades que mejor acogida tienen y simplificando la experiencia de usuario eliminando las que no se utilizan tanto", añade la compañía en un comunicado.
Así, explican sobre la red social Tuenti que se está "trabajando en un rediseño que facilitará que los antiguos usuarios de red social puedan acceder a sus fotos y puedan descargarlas. Es parte de lo que queremos hacer, devolverles lo que es suyo", aunque tampoco citan fecha para estos cambios.
De la escueta información de la compañía se puede deducir que la red social dejará de existir, pero que antes de que eso ocurra permitirá a los "antiguos usuarios" recuperar sus archivos. "Es parte de lo que queremos hacer, devolverles lo que es suyo", dicen desde Tuenti, en cuya red social no se encuentra información ni cambio alguno por el momento.
En enero de 2015 el VI Estudio de Redes Sociales de la asociación IAB Spain ya apuntaba a que Tuenti, junto a Badoo o Google +, habían perdido entre diez y siete puntos en relevancia y que la red social Tuenti "inspiró ideas como 'pasado de moda'". Según ese estudio, Tuenti era la red social que más usuarios perdía (10 puntos) en un año. Además era la peor valorada en todas las redes.
DANIEL G. APARICIO
La era digital ha sacudido de forma decisiva, de un modo u otro, la vida de todos los habitantes del planeta. Pero no sólo la vida, también la muerte. En un mundo en el que gran parte de nuestra vida ya se desarrolla a través de Internet, ¿qué sucede con todo ese contenido online que generamos una vez que hemos muerto?
Cuando alguien fallece, todas sus fotos y publicaciones de Facebook, archivos de Dropbox, cuentas de Google, correos electrónicos de Outlook.. no desaparecen, pero en muchos casos quedan inaccesibles. Conscientes de esta realidad, los gigantes de Internet han empezado a prestar atención a la muerte de sus usuarios y poco a poco van añadiendo a sus servicios opciones específicas relacionadas con las defunciones.
De este modo, en 2013, Google creó un testamento digital específico para sus servicios. Se trata de una herramienta que permite a los usuarios decidir qué hacer con sus datos digitales una vez que sus cuentas vayan a quedar inactivas, ya sea por fallecimiento o por cualquier otro motivo. Hay dos opciones, eliminar el contenido o nombrar a un beneficiario en un testamento.
El llamado administrador de cuentas inactivas permite eliminar todos los contenidos tras tres, seis, nueve o doce meses de inactividad de la cuenta, dependiendo de lo que el usuario haya elegido. La otra opción es escoger a un contacto de confianza para que este reciba todos los datos de las cuentas.
Los servicios que se ven beneficiados de esta herramienta son el perfil de Google+, Google Drive, la cuenta de Gmail, YouTube, Google Voice, Picassa y Blogger.
La red social Facebook también se ha visto obligada, ante las numerosas peticiones, a ofrecer un servicio similar. En primer lugar, el usuario puede seleccionar si desea que su cuenta siga activa o se elimine totalmente. En caso de que elija mantenerla, puede designar un heredero. La forma de hacerlo es a través del apartado "Contacto de legado" dentro de la configuración de seguridad.
El heredero de una cuenta de Facebook puede descargar un archivo de fotografías, mensajes y perfil. Además, puede responder a solicitudes de amistad de los familiares o amigos y actualizar la foto de perfil del fallecido. Sin embargo, no puede iniciar una sesión como el usuario que falleció ni ver los mensajes privados de esa persona.
Los perfiles de los difuntos aparecen con un anuncio por encima de su nombre y con el correo electrónico del beneficiario en la parte superior de la línea de tiempo.
En caso de que el fallecido no haya dejado constancia de su deseo tras la muerte, corresponde a una persona cercana dar una prueba de la defunción y elegir entre eliminar la cuenta o convertirla en una cuenta conmemorativa, donde los amigos y familiares pueden seguir viendo el perfil y publicando mensajes de recuerdo. En Instagram, el proceso es prácticamente el mismo.
Microsoft cuenta con un servicio denominado "Proceso de familiares cercanos de Outlook.com" que da la opción de cerrar la cuenta de la persona fallecida (o incapacitada) o bien la de acceder a su cuenta. El sistema "permite enviar el contenido de Outlook.com (incluidos todos los mensajes de correo electrónico y sus datos adjuntos, libreta de direcciones y listas de contactos) a un familiar cercano del titular de la cuenta fallecido o incapacitado y/o cerrar la cuenta de Outlook.com, siguiendo un sencillo proceso de verificación. El contenido de la cuenta se envía en un DVD de datos, con instrucciones de ayuda paso a paso".
Twitter no ofrece tantas posibilidades. Nadie puede asumir la cuenta de la persona que ha muerto, pero sí descargar una copia de los tuits públicos antes de cerrarla definitvamente. Para notificar la muerte de alguien, hay que enviar un correo a podés notificar enviando una solicitud al correo a privacy@twitter.com en el que se incluya el nombre de usuario de la cuenta, un enlace a la página de perfil en Twitter y un enlace a un obituario público o cualquier otro documento que acredite el fallecimiento.
Otros servicios como LinkedIn, Yahoo y Flickr permiten cerrar la cuenta de los fallecidos previo envío de un certificado de defunción y otros datos importantes sobre el usuario.
El caso de Apple y de otros servicios de contenidos digitales es más controvertido. La compañía de la manzana y otras similares consideran que el usuario adquiere un derecho de uso sobre los contenidos digitales por los que paga, pero no la titularidad sobre los mismos. De este modo, nadie puede heredar, por ejemplo, las canciones adquiridas en iTunes, una biblioteca de libros digitales de Amazon o una colección de videojuegos comprados en Steam.
El testamento digitalSin embargo, las grandes compañías de Internet han tardado bastante tiempo en reaccionar, lo que ha hecho surgir empresas que ya llevan años desarrollando lo que ha venido a denominarse testamento digital, un sistema que permite que los usuarios dejen en herencia sus claves y contenidos online, incluidos esos archivos audiovisuales o de texto cuya herencia no está prevista por vías oficiales.
Una de esas empresas Tellmebye, ya lleva más de tres años trabajando en el área del legado digital. "Ofrecemos la organización y la planificación del futuro de las pertenencias digitales de nuestros clientes, una forma de transferirlos a otra persona", cuenta Carlos Jiménez, fundador de la compañía, quien cuenta que esto suele hacerse por dos motivos, la defunción, que es el tema del que más se habla, pero también por Alzhéimer.
"Últimamante estamos colaborando también con asociaciones de enfermos de Alzhéimer. En estos casos, ¿toda esa información tiene que esperar a que la persona enferma fallezca? Obviamente no. Liberemos esa información antes y facilitemos a la familia cierta información que pueda ayudarles en trámites o en cualquier gestión. En este caso, en vez de derecho al olvido hablamos de derecho al recuerdo", explica. "Al final lo que hacemos es simplemente guardar contenidos y entregarlos por una circunstancia u otra", resume Jiménez.
Estas empresas se enfrentan a una realidad jurídica que todavía no está bien adaptada a estas nuevas realidades. "No es ilegal, pero estás transfiriendo una cosa que según ciertas empresas es intransferible. Sin embargo, lo estamos transfiriendo de forma póstuma. No hay ningún sitio en el que diga que de esa forma no se puede hacer. Nos han dicho ya alguna vez que rozamos el límite de la legalidad. Puede ser, pero nosotros nos limitamos a decir al usuario qué puede hacer. Le damos un espacio online que él puede usar como crea conveniente. Nosotros no nos hacemos responsables de cómo lo use, el responsable es el usuario. Es algo similar a lo que hacía Megaupload", desarrolla el máximo responsable de Tellmebye.
"Tienes dos maneras de gestionar tu legado digital: puedes pelearte con iTunes, como ha hecho Bruce Willis para que sus hijas puedan heredar su música digital, o recurrir a plataformas como la nuestra", asegura Jiménez. Lo cierto es que la esposa de Bruce Willis desmintió la historia, publicada originalmente en el diario The Sun, pero el enfado del actor con Apple parece que sí era cierto y el rumor ayudó a poner de relieve las consecuencias del cambio de posesiones físicas a posesiones digitales.
El debate legal sigue abierto. "Muchos juristas nos dicen que quiénes somos nosotros para crear figuras como el testamento digital. Ellos dicen que el legado es el legado, sea digital o físico. Estamos de acuerdo, pero creemos que no está de más el separarlo y crear una herramienta de organización. Nos justificamos diciendo que no vamos en contra de nadie, no pretendemos quitar al notario de en medio ni a los abogados, simplemente queremos ayudarles y facilitar una herramienta con la que sus clientes puedan configurar todo ese legado digital de una manera más sencilla", concluye el empresario.
20MINUTOS
Google, el gigante de Internet, está trabajando en un proyecto que ha llamado Skybender y que tiene como objetivo poner en marcha conexiones a Internet que serían 40 veces más rápidas que el 4G, revela el diario The Guardian.
Skybender se está desarrollando con mucho secretismo en el desierto de Nuevo Mexico, en concreto en el New Mexico Spaceport Center. La señal de Internet se emitiría por el aire, a través de drones que funcionarían con energía solar.
Esta tecnología está basada en ondas milimétricas que, en teoría, pueden transmitir gigabits de datos cada segundo. El objetivo final de Google es proporcionar acceso a Internet en todo el planeta.
Ahora mismo, Google trabaja en resolver un problema, y es que el rango de transmisión de las ondas milimétricas es menor que el de las señales de telefonía móvil.
Según The Guardian, no sólo Google está trabajando en un proyecto similar, ya que el Ejército estadounidense también está desarrollando tecnología para llevar conexiones de Internet a zonas remotas con drones.
JUAN CASTROMIL/CLIPSET
Es una invasión silenciosa y tranquila, pero sin pausa. Los objetos conectados ?también conocidos como el Internet de las Cosas (Internet of Things IoT)?, son la próxima gran revolución que viviremos en primera persona y que parece sacada de una película de ciencia ficción. Pero ya no es futuro sino presente.
La chispa desencadenante de esta inminente revolución tecnológica ha sido sin duda la democratización de los smartphones y especialmente de la conectividad en todo momento y lugar, mediante las famosas apps. Porque en el fondo, buena parte de los objetos conectados no son elementos nuevos en nuestra vida cotidiana.
Son cosas tan sencillas y habituales como un enchufe, una báscula de baño, una cafetera, una bombilla.. Solo que ahora llevan un chip incorporado que les permite ser controlados desde el móvil y, lo que es más importante, son capaces de comunicarse entre sí para realizar acciones combinadas.
Por poner un par de ejemplos, se trata de avances como que la cafetera se encienda dos minutos antes de que suene nuestro despertador o que el sistema de climatización pase a modo de bajo consumo cuando no hay nadie en casa, y solo se active cuando nos detecte acercándonos a través del GPS del móvil.
Esto significa que, al dotar de cierto nivel de inteligencia a los dispositivos individuales y añadir la interacción con otros elementos conectados a él, estamos creando todo un ecosistema domótico de nueva generación donde la supervisión del usuario es casi innecesaria, una vez realizada la configuración inicial. Ya no hace falta subir o bajar las persianas cuando lo necesitemos.
Ahora los sensores de la casa detectarán cuándo esto es necesario en función de nuestros hábitos diarios y es más, se adaptarán automáticamente en función de la salida y puesta del sol, de si el día está nublado o no, de la actividad que se esté realizando en casa y, por supuesto, se coordinará con las luces y el sistema de climatización para optimizar el bienestar y el consumo energético, sin que el usuario tenga que tocar ni un botón.
Un sistema inteligente distribuidoEl resultado es mucho más que un conjunto de tecnodomésticos conectados entre sí, es un sistema inteligente capaz de funcionar de forma adaptativa según la actividad del usuario.
Todo esto ya es posible, pero hay muchos pasos intermedios hasta llegar a ese nivel de funcionalidad. En la selección de productos podemos encontrar varios elementos que funcionan de forma individual para aportar alguna mejora concreta, pero no hay que olvidar que existen protocolos y apps (como IFTTT) que permiten enlazar acciones entre ellos y empezar a desarrollar ese futuro hogar inteligente conectado.
Lo mejor de todo es que al ser un sistema distribuido y modular, no existe un cerebro que controle todo y que pueda quedarse obsoleto o ser puenteado. Eso sí, todavía queda que su precio sea un poco más asequible y una mejor integración con los asistentes digitales capaces de reconocer nuestras órdenes de voz como Siri, Google Now, Cortana o Amazon Echo.
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No es lo que creía