
Facebook y el resto de redes sociales podrían enfrentarse ahora a multas de hasta 50 millones de euros si no borran en el plazo de 24 horas cualquier contenido delictivo, incluyendo incitaciones al odio o calumnias. Alemania responde con un nuevo proyecto de ley, presentado este martes, al vacío legal que de momento permite utilizar las redes sociales impunemente como medio de ataque gratuito a terceros y logrando una difusión del mensaje que escapa a cualquier control.
La reacción del Ministerio alemán de Justicia ha sido rápida. El pasado 7 de marzo, la Audiencia de Wurzburgo rechazó la demanda de un refugiado sirio que exigía a Facebook que borrara un «selfie» que se hizo con la canciller, Angela Merkel, y que circulaba en la red social en diversos montajes en los que se le identificaba como asesino o terrorista. El caso había alcanzado gran repercusión en el país porque la fotografía de Anas Modamani con Merkel, en plena crisis de los refugiados en 2015, fue publicada como símbolo de la «operación bienvenida» y también porque esa demanda podía obligar a Facebook a modificar sus procedimientos internos ante la difusión de injurias o noticias falsas.
Con la ley vigente en la mano, el tribunal falló a favor de la empresa estadounidense al señalar que debe ser el propio peticionario de asilo quien se encargue de buscar y notificar la existencia de cada uno de los posts que vinculan su imagen con la comisión de un atentado terrorista, lo que resulta imposible para cualquier individuo. Facebook no asumió las calumnias de terceros como propias y, por lo tanto, no pudo ser acusado de omisión. Y esa esa la laguna legal que pretende subsanar la nueva iniciativa legal.
El ministro alemán de Justicia, Heiko Maas, ha presentado ahora el proyecto de ley que, de ser aprobado, obligará a redes como Facebook o Twitter a borrar mensajes con contenidos «claramente delictivos», tras las denuncias de los usuarios. «La libertad de expresión en democracia protege declaraciones repugnantes y feas, pero acaba donde empieza el código penal y, para los comentarios de incitación al odio y las calumnias en la red debe haber tan poco espacio como en la calle», ha justificado el ministro en una rueda de prensa.
La nueva norma da un margen de 24 horas a las empresas para borrar los contenidos denunciados por los usuarios como delictivos, un grupo que en Alemania incluye cualquier apología del racismo o el nazismo. Uno de los ejemplos que ha puesto el ministro como «a borrar de inmediato» son los mensajes del tipo «todos los judíos a los campos de concentración y a las cámaras de gas». Para cualquier otro tipo de mensaje, cuyo carácter delictivo no esté tan claro y haya de ser analizado más en profundidad, las redes sociales dispondrán de un plazo más amplio, siete días, para borrarlo, bajo amenaza también de multas millonarias.
Facebook, Twitter y Youtube
Si no se actúa y no se cuenta con los mecanismos necesarios para atender las denuncias y bloquear los mensajes, los responsables de forma personal podrán también ser multados con hasta cinco millones de euros. El ministro, que confió en que la norma pueda entrar en vigor este mismo año, antes de que acabe la legislatura, ha presentado el proyecto tras recibir el segundo informe sobre la actuación de Facebook, Twitter y Youtube ante las denuncias, que demuestra una respuesta «absolutamente insuficiente». Según ese informe, encargado por el Ministerio de Justicia y por el de la Familia conjuntamente, muestra por ejemplo que Facebook borró solo el 39 % de los mensajes delictivos denunciados por los usuarios, siete puntos menos que en el anterior análisis, y sólo en el 33 % de los casos actuó en el plazo de 24 horas. Twitter, según consta, sólo borró uno de cada cien mensajes denunciados.
El ministro ha desmentido que la administración alemana esté declarando la guerra a las redes sociales y ha subrayado que las hay que gestionan bien la cuestión, como Youtube. Ha recordado que plataforma de Google borró el 90% de los contenidos denunciados y en el 82% de los casos lo hizo en el plazo de 24 horas. Facebook y Twitter, ha lamentado Maas, no han aprovechado la oportunidad de mejorar sus prácticas desde que el gobierno alemán comenzó a recabar información pormenorizada y fiable, por lo que «es necesario responder con medidas legales».
El proyecto de ley obligará además a las redes sociales a presentar informes sobre los departamentos encargados de analizar las denuncias y borrar los mensajes, y a contar con un responsable identificado que responda ante las autoridades alemanas, aunque la sede de la empresa se encuentre en el extranjero. Para determinar las sanciones, el Ministerio de Justicia será el encargado de analizar las denuncias no atendidas por las redes sociales y las llevará ante los tribunales para que, en un procedimiento rápido, verifiquen si se trata de comentarios delictivos. «Esta normativa se adapta sencillamente a los nuevos comportamientos delictivos que favorecen las redes sociales y para los que hasta ahora no había norma», ha defendido Maas.

Debe haber tela cortar (y la hay) en el mundo empresarial para comprender el intento de algunas empresas tecnológicas en poner rumbo hacia la productividad laboral a través de la mensajería. Si hablamos de transformación digital en este entorno, las oficinas y puestos de trabajo se han llenado de «gadgets», objetos virtuales y servicios digitales para, en principio, favorecer la actividad profesional. Y la comunicación es un pilar fundamental para la elaboración de sus estrategias.
Se entiende, pues, que hayan aparecido en los últimos tiempos servicios de comunicación específicos que han sido adoptados, con más o menos acierto, en el seno de la empresa por sus potencialidades. Algunas de las cuales bajo filosofías abiertas para que los departamentos de tecnología de las distintas corporaciones jueguen a su antojo con algunas de las opciones disponible. Slack, con más de cuatro millones de usuarios, es un buen ejemplo de hacia dónde ha traccionado la comunicación entre empleados. El software ofrece salas de chat que se pueden organizar en función de tareas, abrir grupos privados o públicos y, además, es capaz de integrar múltiples servicios de terceros como servicios en la «nube» (Google Drive, Dropbox), alojamiento de proyectos (GitHub) o administradores de actividades (Trello).
También Yammer -propiedad de Microsoft- está presente en algunas empresas. En este caso, sirve a modo de Twitter interno en donde los empleados (por ejemplo, los redactores de un medio de comunicación) comparten y comentan las fases de un proyecto y comunican sus tareas finalizadas. Además, el gigante del software tampoco quiere perder el tren y, para ello, lanzará el próximo 14 de marzo Teams, una plataforma colaborativa similar a Slack que será compatible con la suite Office 365 y que, además, podrá integrarse en Skype, de la que también son dueños.
Todas estas aplicaciones tiene un objetivo evidente: mejorar, ordenar y agilizar las tareas. Y, además, lo logra permitiendo incluso estableciendo comunicaciones entre empleados que no se encuentran en el mismo espacio físico. ¿Qué puede conseguir con ello? Por ejemplo, favorecer el teletrabajo. La mensajería instantánea se ha colocado en primera línea. Aunque las empresas siguen temerosas de usarla, y pese a las recomendaciones de algunos expertos en buscar una alternativa, WhatsApp se utiliza en el trabajo para comunicarse entre los empleados y compartir archivos y documentos de vital importancia para completar sus tareas. La firma americana propiedad de Facebook ha venido mejorando algunas de sus funciones en los dos últimos años.
Hay que tener presente, por ejemplo, la versión de escritorio que, con sus pros y sus contras, permite establecer comunicación desde el ordenador, necesario y habitual herramienta de trabajo para millones de personas. Además, la posibilidad de compartir y añadir diferentes formatos (videos, archivos PDF, imágenes?) se ha convertido en un producto útil para estos casos. Y filtraciones recientes indican que WhatsApp va camino de articular algún tipo de mecanismo o estrategia para captar a las empresas, ya sea con perfiles verificados para ejercer de canal de atención al cliente o una herramienta publicitaria.
¿Qué están haciendo otras empresas? Algunas, como Alphabet (Google), virar hacia un intento de captar al público empresarial, aunque con ello demuestra el gigante de internet que está dando palos de ciego en el universo de las aplicaciones de mensajería. Uno ya ni se acuerda el número de servicios de comunicación que ha venido lanzando, retirando, probando y fusionando en los últimos tiempos. Lo último que se le ha ocurrido es disgregar los dos universos. Por un lado, su plataforma más potente, Hangouts, se parte en dos para, por un lado, atacar al entorno doméstico, y por otro centrarse en otro desafío: ser tu próxima herramienta indispensable para el trabajo.
La primera se llama Hangouts Chats, permite establecer conversaciones de corte profesional y parece estar en la misma línea de Slack o HipChat. La gracia de todo esto es que es posible crear salas de chat y grupos de trabajo y, a su vez, se podrán integrar y utilizar otros servicios propios como Drive, Docs, Gmail, así como otros de terceros como Box. La segunda, Meet, es una aplicación de videoconferencia al más puro estilo de Skype y que soportará hasta treinta usuarios distintos. Útil, por ejemplo, para reuniones y organización de encuentros.
A pesar de contar con una inmensa base de usuarios (para usar Android se necesita de una cuenta de Google), la compañía ha optado por atender a los usuarios empresariales en lugar de transformar esta aplicación en un servicio de mensajería personal como Facebook Messenger y WhatsApp, que tienen por ahora ganada la batalla en el mundo móvil. Las comparativas, odiosas, son inevitables: tanto Slack como Hangouts se pueden ejecutar como aplicaciones o en un navegador. La pregunta es, ¿tiene futuro Google en este terreno? ¿Logrará hacerse un hueco en este mercado tan goloso?

El miedo a ser vigilado a través de internet va creciendo cada año. Conforme los dispositivos conectados se multiplican, prometiendo las marcas que lo hacen posible que nos harán una vida más fácil, muchos usuarios de nuevas tecnologías son conscientes del sacrificio que ello conlleva. La perpecpción de vigilancia en internet por parte de los usuarios ha crecido casi la mitad respecto al año pasado.
Según muestran los datos de la 19ª Encuesta a Usuarios de Internet, «Navegantes en la Red», publicada por la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación (AIMC), ha crecido la percepción de vigilancia en internet por parte de los usuarios. Aquellos que se sienten «muy» o «bastante» vigilados ha aumentado 7 puntos, pasando del 46% en 2015 al 53% en 2016. Quizás por este motivo, sólo un 16,4% se muestra proclive a instalar aplicaciones que le soliciten mucha información de carácter personal, frente al 62,4% que, en este caso, tiende a no instalarlas. Pese a todo, únicamente a un 14,7% de los entrevistados no le importa proporcionar sus datos personales o que controlen si obtienen algo gratuitamente a cambio, en contraste con el 64,1% que sí pone reparos.
La vida es móvil
Otros datos destacados del estudio vienen a confirmar que los españoles están «enganchados» al teléfono móvil, convertido ahora en la principal ventana de acceso a internet. La vida, pues, es móvil. En concreto, el 94,6% de los encuestados se conecta a través del dispositivo móvil. En menor proporción, el 55,8%, de los encuestados asegura estar casi constantemente conectado a internet y el 93,8% accede al menos varias veces al día, de modo que un 76,4% asegura que le resultaría «difícil» o «muy difícil» tener que vivir sin tener presencia en internet.
Este dato contrasta con al 64% de hace cinco años, seguido del ordenador portátil (73,6%) y el ordenador de sobremesa (67,5%). Tras el móvil y los ordenadores se sitúan la tablet (56,9%) que, por primera vez desde su implantación, sufre un retroceso (-2,1 puntos en un año), y la televisión (29,6%), que ha duplicado su uso en tres años. También se accede a internet a través de la videoconsola de sobremesa (14,2%), el «smartwatch» (6,2%), que prácticamente dobla su penetración en tan solo un año, y la videoconsola portátil (4,3%).
El estudio revela, por tanto, que el móvil es ya el principal dispositivo de acceso para un 37,7% (9 puntos por encima en un año) de internautas, y asciende por primera vez a lo más alto del ranking, arrebatándole la primera posición al ordenador de sobremesa, que es el equipo de acceso preferido para el 31,8% de los entrevistados, seguido del ordenador portátil (24,3%) y la tableta (5,6%).
Dependientes del correo
La investigación destaca también que los encuestados son bastante dependientes del correo electrónico y la mensajería instantánea, ya que un 61,1% y un 55,3%, respectivamente, considera que le sería difícil o muy difícil tener que prescindir de ellos. En cambio, no les genera tanta necesidad utilizar las redes sociales (31,1%) o la tableta (17,2%). En este sentido, el 45% de los encuestados considera que no podrían vivir sin internet en el móvil (20 puntos por encima respecto a la misma cifra registrada en 2012), frente a aquellos que están en desacuerdo con esta opinión, que representan el 28%.
Además, la encuesta desvela que el 43% de los que utilizan el móvil para acceder a internet declara hacerlo casi constantemente, y sólo un 13% (en comparación con el 29% de hace tres años) de los que se conectan a través de este dispositivo lo hace con una frecuencia inferior a varias veces al día. Además, se emplea cada vez más tiempo a estar conectado con él: aquellos que lo hacen más de una hora al día ascienden del 22,3% en 2012 al 54,3% en 2016, y quienes lo utilizan más de 4 hora al día representan un 15,3%, el doble que hace dos años.
Respecto a las actividades más realizadas a través del móvil, la primera es usar el correo electrónico (85,3% de los que acceden por este dispositivo), seguido de la mensajería instantánea (82,8%), la navegación (77,8%), el uso de las redes sociales (72,1%), la lectura de noticias de actualidad (65,6%), la visualización de vídeos (60,1%), las consultas o transacciones bancarias (54,1%), subir fotos (45,5%), realizar compras (31,8%), la escucha de radio a través de internet (24,5%) y subir vídeos (17,5%).
Más en casa
Por otro lado, la investigación refleja que la casa (94,9%) y el trabajo (57,1%) son los principales sitios de conexión diaria, seguidos por la calle o el transporte público (46,7%). Además, alcanzan niveles similares entre si quienes se conectan diariamente desde un local público (25,2%), casa de familiares o amigos (20,1%) y la universidad/ centro de estudios (17,3%). El acceso desde un lugar distinto a todos los anteriores alcanza un 30,5%.
Facebook sigue siendo el rey
Las redes sociales son utilizadas por el 79,2% de los encuestados a diario, siendo Facebook la más usada (87%), seguida de Twitter, con el 48,9% (+3 puntos respecto a 2015) e Instagram que, con un 40,4% (10 puntos respecto a 2015). LinkedIn (28,2%) le arrebata el cuarto lugar a Google+ (21,4%). Los internautas usan las redes, principalmente, por las relaciones de amistad (75,3%), informarse de la actualidad (56,5%), relaciones familiares (48,7%), compartir hobbies (45,2%) y las relaciones laborales (38,9%). La mitad (51,3%) de los usuarios les dedica más de media hora al día, y uno de cada cinco (21,4%) les dedica menos de 15 minutos.
La televisión por internet crece
Asimismo, un 25% de los encuestados ve la televisión a través de internet a diario, y un 66% al menos una vez al mes. Los dispositivos utilizados son, por orden de importancia, el ordenador portátil (37,2%), el ordenador de sobremesa (34%), la tableta (32,2%), el teléfono móvil (30,8%) y el televisor, tanto «SmartTV» (27%), como conectándolo a otro equipo (15,1%).
Respecto al consumo de películas o series online, la investigación revela que continúa la trayectoria ascendente de las últimas ediciones, pasando del 30% en 2012 al 48% en 2016 los que lo han hecho en el último mes. Además, entre estos, se ha triplicado en dos años (10,8% en 2014 al 29,5% en 2016) la proporción de los que han pagado al menos una vez por ello en el último mes. También se triplica prácticamente el porcentaje de abonados a un portal de Internet de series, películas o canales de televisión como Netflix o Wuaki TV (9,5% frente al 3,5% de la edición anterior de este estudio).
En relación con los hábitos de lectura del periódico, el 45,2% lee únicamente la versión electrónica, mientras que un 8,2% lee exclusivamente en papel. Así, el 33,6% lee ambas versiones y el 13,1% no lee ninguna. El dispositivo de lectura más usado para ello es el ordenador (de sobremesa o portátil) con el 70,5%, seguido del teléfono móvil (62,7%) y la tableta (30,8%).